13/10/17

Los niños autistas también pueden jugar al futbol con intensidad [13-10-17]


Los niños autistas también pueden jugar al futbol con intensidad

El futbol se utiliza como tratamiento terapéutico para niños con autismo leve y autismo de alto rendimiento. Especialistas del Centro Integral de Salud Mental (CISAME) entrenan a pequeños con estas condiciones y los ayudan a mejorar sus capacidades motrices, sociales y de tolerancia a la frustración.


El futbol se utiliza como tratamiento terapéutico para niños con autismo leve y autismo de alto rendimiento (conocido como síndrome de Asperger). Especialistas del Centro Integral de Salud Mental (CISAME) entrenan a pequeños con estas condiciones y los ayudan a mejorar sus capacidades motrices, sociales y de tolerancia a la frustración.

Desde 2013 nació el programa Socialización a través del deporte, con el que 28 niños han aprendido las reglas del balompié (nueve se encuentran en proceso) y a integrar sus beneficios a la cotidianidad. Actualmente, Diego Cabral y Yessica Juárez imparten talleres de 10 sesiones, de una hora de duración, cada 15 días, en los que hacen que los participantes entiendan lo básico del deporte e interactúen con la gente que los rodea. El método de aprendizaje está basado en la imitación.

“El futbol ayuda a regular la vida. Explicarles las reglas y quitarles el miedo al balón son los primeros objetivos. A lo largo de las sesiones vamos poco a poco desensibilizándolos”, señala Diego Cabral, sicólogo a cargo del taller, quien asegura que lo principal es que desarrollen la capacidad de unirse con otros grupos sociales en su vida diaria.

Cuando terminaron el primer programa participaron en el torneo Juega con tu habilidad, organizado por la Junta de Asistencia Privada del DF. En este evento se involucran menores de edad con síndrome de Down, debilidad visual, problemas auditivos, ambientes familiares riesgosos, y desde hace un par de años los que tienen autismo. Los jugadores del CISAME ganaron un partido y cayeron en la final. Ahora, cuando se cumplen las sesiones, se llevan a cabo convivencias con otras instituciones para poner en práctica lo aprendido.

La obligación de pedir el balón, el trabajo en equipo, la actividad física y las normas establecidas hacen que los niños se vean en la necesidad de integrarse poco a poco. Además, el respeto al reglamento no sólo se queda dentro del campo, sino que también los padres lo pueden ejercer como alternativa para regular el comportamiento de sus hijos en casa.

“Podemos sacarles tarjeta amarilla si no están haciendo caso o si no se cumple lo que pedimos. Nunca hemos sacado una tarjeta roja, pero ésta quiere decir que el niño tiene que dejar su actividad e ir con su papá o mamá porque no está siguiendo la indicación. También le decimos a los padres que en lugar de decirles lo que no pueden hacer, les digan lo que sí y después ocupar las tarjetas”, explica Cabral.

Yessica Juárez, especialista en rehabilitación física, argumenta que esta actividad contribuye sobremanera a mejorar las condiciones físicas de los participantes. “Les beneficia en coordinación, equilibrio, tono-fuerza y en postura. Después de esto, se pueden incluir en grupos sin necesidad de que sean sólo niños con autismo”.

En México no existe una propuesta similar que apoye a pequeños con este padecimiento, que afecta a uno de cada 150 niños en el mundo y ante la cual se lanzó la campaña Iluminemos de azul. En ella participan figuras del futbol como Javier Hernández, Arjen Robben y Josep Guardiola, entre otros.

A pesar de ser una iniciativa incluyente, no todos los niños con autismo pueden formar parte de Socialización a través del deporte, pues existen algunos casos de autismo más severos en los que los movimientos corporales son limitados, así como su capacidad de expresión.

Antes de que puedan unirse a la dinámica, primero debieron haber mostrado un interés por la actividad y haber pasado por una terapia previa, ya que el cumplimiento de las reglas y desempeño puede resultar agresivo.

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